Sunday, January 20, 2008

Tu Vida Tiene un Propósito 3 [Para la familia de Dios]

Hecho para la familia de Dios
“Su plan inmutable siempre ha sido adoptarnos en su propia familia, trayéndonos a él mediante Cristo Jesús”
EFESIOS 1:5 (BAD)

Dios quiere tener una familia y nos creó para formar parte de ella. Este es el segundo propósito de Dios para tu vida; él lo planificó así antes de que nacieras. Toda la Biblia es la historia de Dios formando una familia para amarlo, honrarlo y reinar con él para siempre.
Cuando nacimos espiritualmente en la familia de Dios, recibimos algunos regalos asombrosos: ¡el nombre de la familia, la semejanza a la familia, los privilegios familiares, el acceso a la intimidad de la familia y la herencia familiar!
Como hijos de Dios tenemos parte en la fortuna familiar. Aquí en la tierra Dios nos da las riquezas…de su gracia… bondad… paciencia… gloria… sabiduría… poder… y misericordia EFESIOS 1:7; 3:16; 2:4; ROMANOS 2:4; 9:23; 11:33
También heredamos la vida eterna. ¡Qué herencia!
Eres mucho más rico de lo que crees.
“Dios tiene reservada una herencia incalculable para sus hijos. Está conservada para ti, pura e indestructible, incontaminada e inmarchitable.
1 PEDRO 1:4 (BAD)
“Jesús y el pueblo que santificó pertenecemos a la misma familia; por lo tanto, Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos y hermanas”
HEBREOS 2:11 (PAR)
Como Jesús te santificó, ¡Dios está orgulloso de ti! Ser incluido en la familia de Dios es el más alto honor y privilegio que jamás recibirás. No hay nada que se la parezca. ¿Por qué no haces ahora mismo una pausa y le agradeces a Dios por se parte de su familia?
Gracias, querido Dios, por hacerme parte de tu familia para siempre. Es un privilegio que me hayas incluido. Ayúdame a no tener en menos a tu iglesia.
Lo que más importa
Toda la ley se resume en un solo mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”
GÁLATAS 5:14 (NVI)
Como Dios es amor, la lección más importante que quiere que aprendamos en esta tierra es cómo amar. El amor es el fundamento de todos los mandamientos que nos ha dado, porque cuando amamos, más semejantes somos a él. Dios quiere que amemos a todos, pero está particularmente interesado en que aprendamos a amar a los miembros de su familia. Este es el segundo propósito para tu vida y se llama comunión. Jesús dijo que el amor de los unos a los otros será nuestro mayor testimonio al mundo.
“No importa lo que diga, lo que crea o lo que haga, sin amor estoy en quiebra”
1 CORINTIOS 13:3 (PAR)

Lo mejor que puedes hacer con tu vida es amar. El amor debe ser tu prioridad, tu objetivo y tu mayor ambición. El amor no es una buena parte de tu vida; es la parte más importante. Las relaciones tienen prioridad sobre todo lo demás. ¿Por qué? Dios nos da tres razones: la vida sin amor no tiene sentido; el amor durará por siempre; y, el amor será la norma que Dios usará para evaluarnos en la eternidad. Jesús resumió lo que más le importa a Dios en dos afirmaciones: amar a Dios y amar a los demás.
“¡Que el amor sea para ustedes la más alta meta!"
1 CORINTIOS 14:1 (NVI)
“Hijos míos, no solamente debemos decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio de lo que hacemos”
1 JUAN 3:18 (PAR)
El tiempo es la mejor expresión de amor. El tiempo es el regalo más preciado que tenemos porque es limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar. Nuestro tiempo es nuestra vida. El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo. Siempre que dediques tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio, y el sacrificio es la esencia del amor.
“Siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos”
GÁLATAS 6:10 (BAD)
El mejor momento para amar es ahora. No sabemos por cuanto tiempo tendremos la posibilidad de expresar nuestro amor. Las circunstancias cambian; las personas mueren; los hijos crecen; no hay garantías para el mañana. Si quieres expresar tu amor, más vale que lo hagas ahora mismo.
Un lugar a pertenecer
“También nosotros, siendo muchos, formaremos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás”
ROMANOS 12:5 (NVI)

Incluso en el entorno perfecto y sin pecado, en el jardín del Edén, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” GÉNESIS 2:18
Nos creó para vivir en comunidad, para la comunión y para tener una familia, y no podemos cumplir los propósitos de Dios por sí solos. Aunque nuestra relación con Cristo es personal, la intención de Dios no es que sea privada. En la familia de Dios estamos conectados con todos los demás creyentes, y nos pertenecemos mutuamente por la eternidad.
“Ya son ustedes…miembros de la familia de Dios, ciudadanos del país de Dios y conciudadanos de los cristianos de todas partes”
EFESIOS 2:19 (BAD)
Para Pablo, ser de la iglesia significaba ser un órgano vital de un cuerpo con vida, una parte indispensable y ligada al cuerpo de Cristo.
Necesitamos recuperar y poner en práctica el significado bíblico de ser miembro. La iglesia es un cuerpo, no un edificio; es un organismo, no una organización. Dios te creó para desempeñar un papel específico, pero si no te vinculas a una iglesia viva y local, te perderás el segundo propósito de tu vida. Descubrirás tu papel en la vida mediante tu relación con los demás, y esta relación será importante no por ti, sino por ser miembro del cuerpo de Cristo.
La congregación local es el salón de clases donde aprendes a vivir en la familia de Dios. Es el laboratorio donde se practica el amor. Únicamente por medio del contacto regular con los creyentes comunes e imperfectos podremos aprender a tener comunión verdadera y experimentar la verdad del Nuevo Testamento que afirma que estamos ligados y dependemos unos de otros. La comunicación bíblica consiste en estar tan comprometidos con los demás como lo estamos con Jesucristo. Somos testimonio al mundo cuando, viniendo de distintas culturas, razas y clases sociales, nos reunimos en amor como una familia en la iglesia.
“De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”
JUAN 13:35 (NVI)
Necesitas un propósito para vivir, personas con quienes vivir, principios para vivir, una profesión para desarrollar y el poder para vivir. La iglesia es el lugar previsto por Dios para suplir estas necesidades. Los propósitos de Dios para su iglesia son los mismos que para tu vida. La adoración te ayudará a concentrarte en Dios; la comunión te ayudará a enfrentar los problemas de la vida; el discipulado te ayudará a fortalecer tu fe; el ministerio te ayudará a descubrir tus talentos; el evangelismo te ayudará a cumplir tu misión.
¡No hay nada como la iglesia en la tierra!
Viviendo la vida juntos
“Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo”
GÁLATAS 6:2 (NVI)

La intención de Dios es que experimentemos la vida juntos. En la Biblia esta experiencia comunitaria se conoce como vivir en comunión. La comunión es experimentar la vida juntos. Consiste en amar desinteresadamente, compartir con corazón sincero, servir en la práctica, hacer sacrificios, consolar y solidarizarse con los que sufren, y todos los demás mandamientos que el Nuevo Testamento nos manda a hacer “unos a otros”. Con todo aquello relacionado con la comunión, el tamaño importa: cuanto más pequeño, mejor. Todos los cristianos necesitan estar comprometidos con un pequeño grupo dentro de cada iglesia, ya sea uno de reflexión en los hogares, una clase de escuela dominical o un grupo de estudio bíblico. La verdadera comunidad se gesta en esos lugares.
En la comunión verdadera experimentamos autenticidad. La comunión autentica no es superficial. Consiste en la expresión genuina, de corazón, desde lo más íntimo de nuestro ser. El verdadero compañerismo ocurre cuando la gente es honesta con lo que es y con lo que sucede en su vida: comparte sus penas, revela sus sentimientos, confiesa sus fracasos, manifiesta sus dudas, reconoce sus temores, admite sus debilidades. Por supuesto, la autenticidad exige valor y humildad. Implica enfrentar nuestro temor a la exposición, al rechazo y a ser heridos nuevamente. ¿Por qué habríamos de correr ese riesgo? Porque es la única manera de crecer espiritualmente.
“Nuestra práctica debería ser: confesarnos unos a otros nuestros pecados y orar unos por otros para poder vivir juntos y ser sanados”
SANTIAGO 5:16 (PAR)
En la comunión verdadera experimentamos reciprocidad. La reciprocidad es el arte de dar y recibir. Depender de cada uno de nosotros. La reciprocidad es el corazón de la comunión: la construcción de relaciones recíprocas, de compartir responsabilidades y de ayudarse unos a otros. La compasión implica comprensión y consideración de los sentimientos del otro. La compasión satisface dos necesidades humanas esenciales: ser entendidos y apreciados con nuestros sentimientos. La compasión dice: “Entiendo lo que te está pasando, y lo que sientes no es raro ni es una locura”. La compasión es comprender y compartir el dolor de los demás.
“Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros. Esa es la manera de obedecer la ley de Cristo”
GÁLATAS 6:2 (BLS)

“¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!
SALMO 133:1 (NVI)
En la comunión verdadera experimentamos misericordia. La comunión es un lugar de gracia, donde en vez de enfatizar los errores, estos se resuelven.
Como somos pecadores e imperfectos, inevitablemente nos lastimamos. En ocasiones, intencionalmente, y otras veces sin mala intención. Pero de una u otra manera, requiere cantidades enormes de misericordia y gracia crear y sostener la comunión. Necesitamos brindarnos misericordia unos a otros y estar dispuestos a recibirla. La comunión se genera cuando la misericordia triunfa sobre la justicia.
Cultivar la vida en comunidad
“En esto conocemos lo que es amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos”
1 JUAN 3:16 (NVI)

Para tener comunión verdadera en tu congregación o pequeño grupo, debes esforzarte por hacer cinco cosas: ser sincero, ser humilde, ser amable, respetar la confidencialidad y tener contacto frecuente y regular con los otros. Cultivar una relación requiere tiempo y esfuerzo, pero los beneficios superan ampliamente los costos y Jesús espera que nos amemos mutuamente así como él nos ama.
La humildad es como el aceite que suaviza las relaciones y lima las asperezas. Por eso la Biblia en 1 Pedro 5:5 dice: “Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes”
La cortesía o amabilidad consiste en respetar nuestras diferencias, y ser considerados y tolerantes con quienes no estamos de acuerdo. Pablo le dijo a Tito que no debería haber “insultos ni peleas…El pueblo de Dios debe tener un gran corazón y ser amable”
Lo cierto es que todos tenemos nuestras manías y caprichos. Pero la comunidad no tiene nada que ver con compatibilidades. La base de nuestra comunión es nuestra relación con Dios: somos una familia.
“No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros”
HEBREOS 10:25 (NVI)
Para tener estrecha comunión se requiere confidencialidad. Para que las personas sean sinceras y expresen sus más profundas penas, necesidades y errores, se requiere una condición: una atmósfera segura que las haga sentirse calidamente aceptadas y donde puedan desahogarse con confianza. Significa que lo que se expresa dentro del grupo no sale afuera de él, que el grupo tratará el asunto internamente. Además, la comunión estrecha requiere contacto frecuente. Debes tener contacto frecuente y regular con tu grupo para construir una comunión genuina. Para cultivar la comunión se requiere tiempo. La verdadera comunión requiere esfuerzo.
Restaura el compañerismo
“Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos”
ROMANOS 12:18 (NVI)

Jesús dijo:”Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” MATEO 5:9.
Si quieres la bendición de Dios sobre tu vida, y quieres que te conozcan como un hijo de Dios, debes aprender a ser un pacificador. Como fuimos creados para integrar la familia de Dios y el tercer propósito de nuestra vida en la tierra es aprender a amar y relacionarnos unos con otros, trabajar por la paz es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar.
“Dios…por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación” 2 CORINTIOS 5:18
Trabajar por la paz no es evitar los conflictos. Jesús, el príncipe de Paz, nunca tuvo miedo al conflicto. En cierta ocasión hasta lo provocó para bien de todos. A veces necesitamos evitar los conflictos; otras, necesitamos crearlos; y, aun otras, resolverlos.
Por eso debemos orar pidiendo la guía continua del Espíritu Santo. Trabajar por la paz no es apaciguar, siempre cediendo, dejándonos pisotear y permitiendo que los demás no nos tengan en cuenta; no es lo que Jesús tenía en mente. Él se negó a ceder en muchos asuntos, se mantuvo firme en su posición frente a la oposición del mal.
“Como creyentes, Dios nos ha llamado a restablecer nuestras relaciones unos con otros”
2 CORINTIOS 5:18 (PAR)

Los siguientes son 7 pasos bíblicos para restaurar una relación.
1, Habla con Dios antes que con la persona.
2, Tomo la iniciativa siempre.
3, Sé comprensivo.
4, Confiesa tu parte en el conflicto.
5, Ataca al problema, no a la persona.
6, Coopera tanto como puedas.
7, Haz hincapié en la reconciliación, no en la solución.
¿A quién debes contactar como resultado de haber leído este capítulo?
¿Con quién necesitas restaurar el compañerismo?
No lo postergues ni un segundo.
Haz una pausa ahora mismo y conversa con Dios por esa persona. Luego toma el teléfono y comienza el proceso. Estos 7 pasos son sencillos, pero no fáciles. Restaurar una relación exige mucho esfuerzo. Por eso Pedro nos exhorta a “esforzarnos por vivir en paz unos con otros” 1 PEDRO 3:11
Pero cuando trabajas por la paz, haces lo que Dios haría. Por eso Dios llama pacificadores a sus hijos.
Cuida tu iglesia
“Esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.
ROMANOS 14:19 (NVI)
Dios ama la unidad. Dios desea intensamente que experimentemos la unidad y la armonía con otros. La trinidad está unida y Dios quiere que nosotros también lo estemos. Al igual que todo padre, nuestro Padre celestial se regocija viendo cómo sus hijos se llevan bien entre sí. En los momentos finales antes se su arresto, Jesús oró apasionadamente por nuestra unidad. Y el Espíritu Santo es el que nos une en amor.
“Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían”
HECHOS 4:32 (NVI)
Nada en la tierra es más valioso para Dios que su iglesia. Él pagó el precio más alto por ella, y quiere que la protejamos. Si formas parte de la familia de Dios, es tu responsabilidad proteger la unidad de la iglesia donde te congregas.
Jesucristo te encomendó hacer todo lo que esté a tu alcance para proteger la unidad y preservar la comunión en la iglesia y entre los creyentes.
“Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz”
EFESIOS 4:3 (NVI)
Puedes ser un agente de unidad si practicas lo siguiente:
Enfoquémonos en lo que tenemos en común, no en las diferencias.
Sé realista con respecto a tus expectativas.
Decídete a animar más que a criticar.
Niégate a escuchar chismes.
Apoya a tu pastor y a los líderes.
Practica el método de Dios para solucionar conflictos.
“Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que . Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia”
MATEO 18:15-17 (NVI)
“No piensen sólo en su propio bien. Piensen en los otros cristianos y en lo que es mejor para ellos”
1 CORINTIOS 10:24 (BAD)
Te desafío a aceptar tu responsabilidad de proteger y promover la unidad de tu iglesia. Pon todo tu esfuerzo para lograrlo, y así agradarás a Dios. No siempre será fácil. A veces tendrás que hacer lo que es mejor para el cuerpo, no para ti mismo, dando muestras de tu preferencia a otros. Por eso Dios nos ha provisto una familia en la iglesia: para aprender a no ser egoístas. En la comunidad aprendemos a decir en lugar de , y en vez de .

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