Recibi esta reflexión de un amigo pastor Andrés López y comparto con ustedes:
ESTA ES UNA PALABRA EXTRAORDINARIA PARA LOS PASTORES Y LIDERES, traducida del inglés (es un tanto extensa...pero vale la pena!). El autor es Philip Wagner.
El pequeño y sucio secreto del pastor.
Peter Drucker, el ya fallecido gurú de liderazgo dijo que los cuatro trabajos más difíciles en Estados Unidos (y no necesariamente en ese orden) son:
1- Ser presidente de los Estados Unidos.
2- Ser presidente de alguna universidad.
3- Ser gerente general de algún hospital, y
4- Ser Pastor.
¿Será verdad eso? Los pastores aman a Dios y aman a la gente. Ellos oran por la gente, guían a la gente a tener una fe en Jesucristo y enseñan la Palabra de Dios.
Ese es un trabajo de ensueño. Puedes leer la Biblia todo el día, orar, jugar algo de golf y predicar. ¡Yo quiero hacer eso!
Aquí les va el secreto: ser pastor es un trabajo muy duro, no es para gallinas.
La verdad es que el trabajo de un pastor puede ser de 24/7 y conlleva desafíos únicos. Algunos pastores se desgastan tratando de ayudar a la gente. Algunos hieren a sus propias familias porque se envuelven demasiado en el ministerio. Otros florecen en su ministerio y en su vida personal.
Aproximadamente el 85% de las iglesias en Estados Unidos tienen menos de 200 personas. El 60% de las iglesias tienen menos de 100 personas. El promedio de tamaño de las iglesias en EEUU es de 89 personas, según la investigación del Grupo Barna. El personal es pequeño y las necesidades son grandes. En muchas situaciones el pastor tiene que ser un maestro de Biblia, contador, estratega, visionario, técnico en computación, consejero, orador público, director de alabanza, guerrero de oración, mentor, entrenador de líderes y levantador de fondos.
¿Quién podría llenar todos esos requisitos?
90 % de los pastores han dicho que el ministerio llegó a ser una cosa totalmente diferente de los que ellos pensaban que sería antes de entrar al ministerio.
70% dice que ahora tienen una más baja auto-estima que la que tenían cuando recién comenzaron.
En lo que a mí concierne, me encanta ser pastor. Tengo un gran personal, tenemos excelentes personas en nuestra iglesia y estoy satisfecho aunque pase por períodos buenos o etapas difíciles. Por supuesto que es más fácil estar “satisfecho” cuando las cosas marchan bien. Tengo muchos amigos que también son pastores. Mi matrimonio es fuerte y soy un mejor hombre por causa de mi tiempo en el ministerio.
Algunos de los problemas únicos que enfrentan los pastores:
1- La crítica -
Los pastores pueden ser criticados por mucha gente y por una infinidad de cosas:
“La música está muy fuerte. La adoración es muy corta. Es muy larga”.
“Los sermones no son profundos. Son muy largos”.
“El pastor se cree muy importante, me tomó tres semanas para lograr una cita con él”.
“Habla mucho sobre el dinero”
“Pastor, ¿Puedo hablar un minutito con usted?”. Esta simple petición puede causar en la mente del pastor este pensamiento: “Ay, Señor, y ahora ¿Qué hice?”.
Nosotros los pastores debemos encontrar la forma de no tomar la crítica tan a pecho y aprender de algunas verdades que pueden estar escondidas detrás de la crítica.
2- El rechazo -
Hay miembros que se retiran, hay líderes que se van y amigos del pastor que lo abandonan. La verdad es que - la gente se va.
Mientras más pequeña es la iglesia, más se nota cuando alguien se va. Algunos se van por decisiones razonables, mucho se van de una manera imprudente. La gente también se va de las iglesias grandes, y se van por miles.
También hay gente que se va de la iglesia de Marcos Witt y de la iglesia de Dante Gebel.
Cuando nuestra iglesia ya tenía 150 personas y alguien se iba, era muy decepcionante. Yo trataba de consolarme pensando, “es posible que se me estén yendo por docenas de aquí de mi iglesia, pero hay miles que se le han ido a Jack Hayford y él sí que es un gran pastor”... Pero ese pensamiento era consuelo por solo un minuto.
“Me voy”. “Queremos algo más espiritual”. “Mis necesidades no se están supliendo en esta iglesia”. Estos comentarios parecieran un rechazo personal.
Todos los pastores hemos escuchado “no me estoy alimentando aquí”. Bill Hybels lo ha oído. Wayne Cordero, Dino Rizzo, Ed Young, Craig Groeschel, Steven Furtick y Matthew Barnett también lo han oído. ¿Verdad? ¿No se sienten nutridos en esas iglesias con esos pastores? ¿Cómo será posible?
Una de las virtudes más difíciles de adquirir es tener “una piel dura y un corazón blando”. Amar a la gente, no tomarlos tan en serio y no tomar las cosas tan personalmente. “Ahhh, OK. Señor, ayúdanos”.
3- La traición -
El confiarle a algunos miembros de la iglesia nuestras cargas personales muchas veces nos puede perjudicar. Es posible que ellos terminen diciéndole a otras personas los asuntos íntimos del pastor. Los empleados de la iglesia tienen la capacidad de echar a los miembros. El pastor a veces le confía el púlpito o le da un título y esa persona usa esa influencia que les han dado para sacar a la gente de la iglesia. El beso de Judas.
El que el personal de la iglesia cause problemas es traición. Hay pastores que piensan, con razón, “te estoy pagando para que soluciones problemas. Yo puedo conseguir los problemas gratis, no necesito pagarle un salario a alguien para que provoque los problemas”.
Un 40% reporta un conflicto con un miembro de la iglesia por lo menos una vez al mes.
El 85% de los pastores dijeron que el problema más grande es que están cansados de lidiar con gente problemática, ejemplo: ancianos, diáconos, directores de alabanza, miembros de la directiva y pastores asociados que están descontentos.
La primera razón por la cual los pastores dejan su ministerio es porque la gente de la iglesia no está dispuesta a seguir la misma dirección y meta que tiene el pastor. Los pastores creen que Dios les quiere llevar en una dirección, pero la gente no está dispuesta a seguirles o a cambiar.
El 40% de los pastores dice que ha pensado en abandonar su pastorado en los últimos tres meses.
Nosotros los pastores debemos encontrar la manera, con la gracia de Dios, de amar a la gente como que si nunca nos hubieran dañado antes.
5 - La soledad -
¿Quién es mi amigo? ¿En quién puedo confiar? Si le cuento a otro pastor mi problema, ¿Me irá a criticar, le dirá a otros o me tratará de otra forma en el futuro?
El 70% no tiene a alguien a quien pueda considerar un amigo cercano. ¿Son mis amigos verdaderamente mis amigos, o son miembros de la iglesia que como amigos pasajeros se irán cualquier día?
Las amistades verdaderas son cruciales para una vida plena, especialmente para el bienestar de un pastor. Ponga especial esfuerzo en esa área.
6 - El cansancio -
El 50% de los ministros no duran más de 5 años.
El 70% sintió el llamado al ministerio antes de comenzar un ministerio, pero después de tres años como pastores, sólo el 50% siguió sintiendo el llamado. Mantenerse personalmente refrescado es un arte y una ciencia, y es extremadamente importante.
Cuando llega la fatiga la fe tiende a disolverse. El cansancio cambia nuestra interpretación de las cosas. La falta de tiempos de descanso puede hacernos ver un vaso que está a la mitad, no sólo medio vacío, sino que también sucio, contaminado y venenoso.
7 - Frustraciones y decepciones.
Las decepciones vienen de muchas maneras.
En las congregaciones pequeñas el salario anual de un pastor está entre los USD 35.000 y los USD 40.000. Hay muchas cosas que un pastor con este salario no puede hacer con su familia cuando otros a su alrededor ganan más.
Hay muchas áreas en el ministerio en que definir el “éxito” es difícil. Los pastores tenemos la tendencia a ser muy duros con nosotros mismos. Trabajamos en un área en que el buen trabajo y el buen esfuerzo no siempre se traduce en un éxito garantizado.
Muchos pastores trabajan duro, pero les falta un “factor X”. Son buenas personas, creyentes sinceros, aman a Dios, conocen la Palabra, tienen satisfacción en sus sermones, pero de alguna manera hay algo que no encaja. Es muy frustrante.
Es como si un líder de alabanza que ama a Jesús y tiene una gran voz musical, de alguna manera no puede llevar a la gente a una experiencia de adoración efectiva.
Algunos días los líderes se sienten como que pareciera que no pueden hacer nada bien. De repente las cosas están yendo mejor y entonces uno de los líderes de la iglesia cae. A veces las cosas marchan bien y de repente un par de los mejores diezmadores abandona la iglesia.
La iglesia necesita dinero, pero el pastor no quiere poner mucho énfasis en el dinero. No todo se basa en el dinero, pero al final todo se basa en el dinero.
Todo esto puede ser muy abrumador.
4.000 iglesias nuevas se fundan cada año y 7.000 cierran sus puertas.
Más de 1.700 pastores dejaron el ministerio cada mes el año pasado.
Más de 3.500 personas por día dejaron la iglesia el año pasado.
El 50% de los pastores se siente tan desanimado que si pudieran dejar el ministerio lo harían, pero no tienen otra forma de ganarse la vida.
El 45.5% de los pastores dice que han experimentado depresión o extremo cansancio al punto de necesitar tomar permiso de ausencia de su trabajo.
Este no es el caso de todos los pastores. De hecho, muchos de los que conozco han sido capaces de manejarse bien con estos asuntos.
Cómo es que los cristianos y los miembros de la iglesia pueden ayudar.
1- Ore por su pastor: ore por guianza, protección, amigos saludables, por su matrimonio y su familia.
2- Proteja a su pastor de la mejor manera posible, no permita el chisme ni la crítica. ¿Cómo podría usted servir y solucionar los problemas para evitar la sobrecarga del pastor?
3- Anime a su pastor. Déle gracias por su trabajo y su ministerio. Déle gracias por su sacrificio. Dígale de algún tiempo específico en el cual usted o alguien que usted conoce experimentó un cambio de vida en la iglesia. Honre a su pastor delante de otros. Déjele saber que está orando por él.
De acuerdo con el reporte de la investigación Barna, la profesión del pastor está ya entre las profesiones menos respetadas, un poquito más arriba de vendedor de autos.
A los pastores:
¡No se rinda, pastor! La persistencia es poderosa. ¡Siga adelante! Su trabajo, su labor de amor y su sacrificio realmente cuenta.
Yo sé que lo que menos quiere oír un pastor es otro sermón. Pero estos pasajes me han ayudado mucho. Aférrese a la Palabra de Dios para su vida.
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Hebreos 10.35-36.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Gálatas 6.9.
Tenga cuidado de no caer en la trampa de la comparación. Mirar otros ministerios puede ser inspirador, pero compararse con otras iglesias puede ser destructivo y decepcionante.
Hágase de nuevos amigos pastores. Busque acceso a nuevas influencias, nuevos líderes, iglesias o ministerios que están haciendo algunas cosas diferentes.
Descubra algunas ideas y puntos de vista frescos. A veces sólo basta una o dos ideas nuevas para cambiar la situación que nos rodea.
Algunos pastores que están batallando o quizás ya no están en el ministerio es posible que tengan algunas heridas que no han resuelto. Les animo a buscar sanidad. Busquen consejería, encuentren un grupo de Celebrando la Recuperación, equípese con recursos para sanar y comparta sus secretos con gente confiable. Recuerde que usted está tan enfermo como los secretos que tiene.
Pastores, ¡Les amo!
Phillip Wagner.
*El Instituto Fuller, George Barna y Pastoral Care Inc. Proveyeron las estadísticas que he usado en este escrito. (via Dante Gebel)